La curiosa historia de Beatriz Ocaña

Una Unionerin en Madrid

Beatriz empezó a profundizar en el Union en la temporada 22/23 como una manera de meterse en la cultura del país tras unirse a un curso de alemán. El equipo masculino estaba en su mejor momento pero a ella también le llamaron la atención las Chicas de Hierro, el proyecto que estaba naciendo en Köpenick. A día de hoy es una fan de ambos, con el sueño de poder viajar pronto a An der Alten Försterei

¿Cómo comenzó tu pasión futbolera?

Como les pasa a muchos otros aficionados mi relación con el fútbol empieza con la familia: mi abuelo jugó como portero de joven en su Córdoba natal y mi padre lleva 20 años jugando en un equipo que montó con su grupo de amigos cuando yo era una cría, además de que tanto él como mi madre y mi hermano son aficionados del Real Madrid de prácticamente toda la vida.

También soy madrileña, así que además de lo intrínseco que es el fútbol en la cultura popular española, siempre he estado expuesta al deporte, ya fuera a través de los tres equipos locales de la ciudad tanto por las huellas que todos aquellos visitantes van dejando a su paso (por ejemplo, en el centro todavía puedes encontrar pegatinas del Union Berlin casi dos años después del partido de Champions League).

A nivel más personal, mi relación con el fútbol ha tenido sus más y sus menos. Por una parte me han gustado desde siempre historias que usan el fútbol como un elemento de su historia (como Captain Tsubasa o Inazuma Eleven) y por otra hubo momentos en los que, aunque no me disgustaba el fútbol, sí que me daba algo más igual.

Hace unos años me enganché en serio y comencé a seguir La Liga y luego la Bundesliga y las ligas femeninas de manera más regular y a redescubrir la cantidad de historias que hay dentro y fuera del terreno de juego y su conexiones a diversos niveles con la sociedad, que es algo que me interesa especialmente.

Y aunque no soy periodista deportiva, ni pretendo ser una, he terminado escribiendo un poco de fútbol para medios, primero como redactora de temas más superficiales y en mayor profundidad para proyectos como Café Fútbol, donde me dieron la oportunidad de poder investigar y hablar del proyecto que el Union Berlin está llevando a cabo con su equipo femenino.

¿Cómo empezaste a seguir al Union?

Mi historia con el union Berlin se remonta a la temporada 22/23. Justo estaba empezando a estudiar alemán y decidí que buscar cosas sobre la Bundesliga podía ser una buena manera de intentar que el idioma me resultara más interesante y facilitar el acercarme al vocabulario y la cultura alemana.

Buscando en redes encontré una cuenta en español dedicada al club, @fcunion_es, que al final de la temporada se convirtió en la oficial cuando el equipo masculino consiguió el cuarto puesto y el pase a la Champions League. Ese fue mi primer contacto con el club y sus particularidades y ese año empecé a seguir al equipo cada jornada un poco más y más.

¿Qué tienen de especial los Eisernen para ti?

Una cosa que me ha llamado la atención desde el principio es la relación que existe entre el club y sus aficionados (especialmente con aquellos que se acercan a Köpenick y pueden vivir la cultura futbolística del barrio y de la propia capital más directamente). Se ve en su participación en la toma de decisiones, que el club es suyo, pero además en las diversas acciones de unidad y apoyo mutuo que se llevan a cabo todos los años.

También me parece especial por la pasión de los aficionados, que se siente incluso en la distancia con los cánticos que se cuelan en las retransmisiones de los partidos, aunque ya lo presencié en persona en el Santiago Bernabéu. La noche del debut del equipo masculino en Champions (pese a la altura a la que estaban los hinchas visitantes, el tamaño impresionante del estadio o la diferencia en el número de aficionados) fue la gente reunida en el rincón unioner a la que más se escuchó en Madrid. Ahora, esa pasión también se vive de la mano del equipo profesional femenino, que rompe récords de asistencia en su categoría y que ha dado un gran salto estas dos últimas temporadas.

Tampoco puedo ignorar su historia. Aunque es obvio que cada club porta su propia mochila, el contexto en el que nace y se desarrolla el Union Berlin es muy particular y me parece extremadamente interesante y uno de los motivos que hacen que sea único: desde su nacimiento en la República Democrática Alemana, los cambios sociales y políticos que atravesó de la mano de los berlineses, pasando por la reunificación y el cómo le afectó el trasvase que los clubes de Alemania del Este tuvieron que hacer hacia las instituciones futbolísticas de la zona occidental o historias como el sudor y la sangre que aportaron los aficionados para que el club no desapareciera.

¿Qué crees que las Chicas de Hierro pueden aportar al futbol alemán y al fútbol femenino en general?

Creo que las Eiserne Ladies pueden aportar un tipo de proyecto positivo y que puede ser un ejemplo para el desarrollo y apoyo de los equipos femeninos de otros clubes tanto dentro como fuera de Alemania. Es obvio que el club ha hecho una apuesta que se alinea con la expansión que el fútbol femenino ha vivido en los últimos años y que les está funcionando, al menos en el plano deportivo, primero con la temporada impoluta que lograron en Regionalliga y ahora con serias opciones que tienen para ascender por primera vez a la Frauen-Bundesliga (llevo ya unas semanas con los dedos cruzados para que pase).

Desde fuera, y en base a lo que se ve de forma pública, se puede apreciar que hay una planificación hecha por gente que sabe y que le pone mimo a la sección y que el club se está esmerando en elevar a su equipo femenino recientemente profesionalizado y tratarlo como un igual y no como un complemento de menor importancia de su equipo masculino, que es una sensación que desgraciadamente tengo con otros clubes respecto a sus equipos femeninos. Esto último se ve claramente con la decisión de demostrar que un espacio como es An der Alten Försterei, que es el estadio principal y uno de los emblemas del club, no es una propiedad exclusiva del equipo masculino al que el femenino pueda acceder en ocasiones especiales o después de haber conseguido una serie de logros que se antojan para algunos clubes como obligatorios y que para sus equipos masculinos no se exigen. También se ve en factores comunicativos, como en el uso de gráficos similares y de creación de contenido, que en algunas plataformas la vía de comunicación para ambos sea una cuenta única y cuestiones así.

Por otra parte, los proyectos de los despachos requieren también de una respuesta. En el caso del equipo femenino, esto se ha visto tanto en el buen trabajo en el verde de Ailien Poese y las jugadoras y también del público, con el que han batido récords de asistencia tanto para la segunda como para la tercera (si no recuerdo mal) categoría del fútbol femenino alemán. Creo que esto también puede ser influyente, siempre es de agradecer e inspira ver que los equipos femeninos pueden reunir a tanta gente que les brinda su apoyo tanto dentro como fuera de casa y más si no están en primera división.

¿Quiénes son tus jugadores favoritos?

Podría dar unos cuantos nombres, pero me voy a quedar con Frederik Rønnow en el masculino y con Lisa Heiseler el femenino. Me parecen muy importantes para sus equipos. Heiseler es además una jugadora que ha estado ligada al club desde pequeña, así que me resulta muy emocionante pensar que pueda llegar a la Frauen-Bundesliga como la capitana del equipo y más con los números que está haciendo esta temporada.

¿Para cuándo una visita a An der Alten Försterei?

Me gustaría poder ir a Köpenick la próxima temporada y poder disfrutar de un partido en el estadio antes de su remodelación. A ser posible me encantaría poder asistir a alguno de la Frauen-Bundesliga, porque eso significaría que el equipo ha conseguido el ascenso y además porque esa primera temporada seguro que es muy especial.

En general, mi plan sería ir, vivir en primera persona cómo es el ambiente prepartido en el barrio y disfrutar del himno de Nina Hagen en vivo y del estadio durante el partido (y ver a Ritter Keule, importante). Desgraciadamente hay tradiciones futbolísticas que no son muy compatibles con alguien que no puede tomar gluten, como la cerveza o el Wurst que vaya acompañado con pan mismamente, pero estoy segura de que pese a eso me lo pasaré genial estando allí.

Union Zeughaus

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