Mejores jugadores de la 24/25
Trimmel: Capitán de hierro y piel
Llegó en 2014 desde el Rapid de Viena como una alternativa para el carril derecho. En aquellos tiempos, el Union era un club de Segunda que aspiraba a consolidarse en la categoría. Nadie pensaba en Europa, ni en llenar el Olympiastadion, ni en visitar el Bernabéu. Pero Trimmel ya estaba allí. Y lo estuvo en cada paso, cada escalón y cada lucha, en muchas de ellas con el brazalete de capitán.
En un fútbol cada vez más efímero, donde los jugadores van y vienen sin apenas dejar huella, hay figuras que se convierten en sinónimo de club. Christopher Trimmel no solo ha sido el lateral derecho del Union Berlin durante más de una década; ha sido, y sigue siendo, el reflejo perfecto del alma del equipo. Desde el histórico ascenso a Bundesliga en 2019 hasta la consolidación europea del club, su presencia ha sido una constante de regularidad y liderazgo. Como sus tatuajes, su paso por el Union quedará imborrable para siempre.
De la 2. Bundesliga a la Champions
Cuando el Union ascendió a la Bundesliga en mayo de 2019 tras superar al Stuttgart, muchos ojos se giraron por primera vez hacia el barrio de Köpenick. Pero para Trimmel, ese partido fue solo el clímax de cinco años de crecimiento silencioso. Su primera temporada en la élite fue también la del asentamiento del Union como club de Bundesliga. Desde el lateral, Trimmel no solo cumplió con una solvencia admirable, sino que se convirtió en uno de los mejores asistentes del campeonato. Su capacidad para poner centros medidos desde la banda derecha, ya fuera en jugada o a balón parado, fue una de las grandes armas del equipo.
Pero más allá de los datos, lo que ofrecía era constancia, personalidad y una lectura del juego que le permitía estar siempre en el lugar correcto. Nunca fue el más veloz, ni el más técnico, pero sí el más comprometido. Y el más fiable. En las temporadas siguientes, el Union fue creciendo a pasos agigantados. Del 11º puesto en 2020 al 7º en 2021, y después al 5º y al 4º, hasta tocar la Champions League. Y allí seguía Trimmel, con el brazalete en el brazo y la mirada siempre serena. Adaptándose a la exigencia del máximo nivel, pero manteniendo el mismo espíritu de sus inicios en Köpenick.
Liderar al equipo en Madrid o en Nápoles fue un orgullo pero también una recompensa a una década de trabajo. Las imágenes del capitán con una "Orejona" de cartón celebrando la clasificación quedarán para siempre en el imaginario Unioner. Pero cuando hizo falta bajar al barro, de nuevo, y ayudar al equipo a salvarse ahí estuvo Trimmel poniéndose el primero a pecho descubierto en cada una de las batallas. A sus 38 años, y con más de 350 partidos a la espalda con la camiseta Unioner, al austriaco le queda cuerda para rato.
Un amante de los tatuajes
No es casualidad que los aficionados del Union adoren a Trimmel. Es uno de los suyos. Un tipo que no necesita frases grandilocuentes para liderar que prefiere hablar con la mirada, con los gestos, pero también es alguien con muchas inquietudes que van más allá del fútbol.
Su cuerpo está cubierto de tatuajes que cuentan historias. En entrevistas ha explicado que muchos de ellos tienen que ver con etapas personales, con pérdidas, con aprendizajes. No se los hizo para aparentar, sino para recordar. Todos hablan de un hombre que no ha tenido un camino fácil, pero que lo ha recorrido con entereza.
Ese carácter también se ha notado dentro del vestuario. En los años más duros, cuando el equipo encadenaba derrotas o parecía que se tambaleaba el proyecto, fue él quien dio la cara. A veces con declaraciones directas, como en la racha negativa de 2023: “Esto es el Union. Aquí nadie se esconde. Sabemos lo que cuesta estar en esta liga y vamos a pelear hasta el final”. Otras veces, simplemente con su presencia, con su ejempl, con esa forma an efectiva de ejercer el liderazgo.
Sus compañeros lo respetan profundamente. Jóvenes como Doekhi, Tousart o Leite han hablado de él como referente. Incluso jugadores con más experiencia han destacado su papel como nexo entre la plantilla, la afición y el cuerpo técnico. Cuando el Union juega en casa y Trimmel es el primero en salir al campo, se nota. El estadio lo recibe con un aplauso distinto, consciente de lo que representa. Y aunque ya no juega todos los minutos, su presencia sigue siendo insustituible. En el vestuario, en los entrenamientos, en las ruedas de prensa. Porque el Union no se entiende sin él.