Orígenes y primeros pasos

Manuel Schmiedebach nació en Berlín Oeste en 1988, en una familia marcada por la diversidad. Su padre es alemán con ancestros irlandeses, mientras que su madre, nacida en Colombia, cuenta con ascendencia venezolana y marroquí. Este cruce de culturas le permitió crecer bilingüe en alemán y español, con una identidad dividida entre Europa y Sudamérica.

Desde pequeño demostró talento en el fútbol, y dio sus primeros pasos en la cantera del Hertha BSC. Sin embargo, a los 20 años, la Vieja Dama decidió no apostar por él y fue fichado por el Hannover 96 para su filial en la Regionalliga. En Hannover, Manuel no tardó en dar el salto al primer equipo y debutar en la Bundesliga precisamente contra el Hertha, en el Olympiastadion, el estadio de su infancia. En un contexto difícil se ganó un puesto como titular gracias a su carácter y fiabilidad.

Durante nueve temporadas fue un fijo en el mediocampo del Hannover, acumulando más de 20 partidos por año en la élite alemana. Aunque su posición defensiva no le permitió lucirse en goles (marcó apenas dos en toda su etapa allí) uno de ellos tuvo un significado especial: contra el Hertha, en su estadio, cerrando un círculo personal. Su mejor año llegó en la temporada 2010/2011, cuando el Hannover terminó cuarto en la Bundesliga y se clasificó a competiciones europeas. En la Europa League incluso anotó un gol contra el Śląsk Wrocław en un torneo en el que su equipo alcanzó los cuartos de final antes de caer ante el Atlético de Madrid.

Raíces latinoamericanas y la "Vinotinto"

Más allá de su trayectoria alemana, las raíces latinoamericanas de Schmiedebach han marcado tanto su vida personal como su carrera. Desde niño, la cultura de su madre le enseñó a vivir el fútbol con la pasión característica de Sudamérica, algo que él mismo reconocía: en la cancha, discutía con los árbitros en español, aprovechando que pocos le entendían.

Aunque nació y creció en Alemania y llegó a jugar con la selección alemana Sub-19, la posibilidad de representar a Venezuela estuvo siempre sobre la mesa. Su madre, aunque colombiana de nacimiento, había pasado casi toda su vida en Venezuela, y para ambos ese país tenía un peso mayor en su identidad familiar. En entrevistas, Manuel llegó a afirmar que se sentía primero alemán, después venezolano y finalmente colombiano.

La Federación Venezolana contactó informalmente con él, y durante años la posibilidad de que vistiera la camiseta vinotinto fue real. Sin embargo, en aquel momento decidió no precipitarse, confiando en poder abrirse un hueco en la selección alemana antes de dar el paso. Seguía de cerca a Venezuela, se alegró con su histórica victoria contra Argentina, y admiraba a compatriotas como Juan Arango, Tomás Rincón y Yohandry Orozco, quienes también jugaban en Alemania.

La posibilidad de verlo en un Mundial con Venezuela, especialmente en el de Brasil 2014, ilusionó a muchos seguidores, pero finalmente nunca se concretó. Su respeto por la selección venezolana, no obstante, siempre fue explícito, y su conexión emocional con ese país y con Colombia siguió siendo parte de su personalidad y de su manera de entender el juego: orden alemán con picardía sudamericana.

El ascenso con el Union

Tras casi una década en Hannover, en 2018 Schmiedebach necesitaba un nuevo reto. El 1. FC Union Berlin, entonces en la 2. Bundesliga, apostó por él con una cesión que incluía una cláusula de compra automática en caso de ascenso. Desde el primer día, Manuel se convirtió en uno de los líderes silenciosos del vestuario y en un fijo en el mediocampo defensivo.

Su temporada con el Union coincidió con una campaña histórica: el equipo lograba el ascenso a la Bundesliga por primera vez en su historia, mientras el Hannover descendía a Segunda División. Fue un contraste simbólico y personal en el que él celebraba un logro que consolidaba al Union entre los mejores de forma inesperada.

Esa temporada su presencia fue fundamental para dar equilibrio a un equipo que destacaba por su solidez defensiva y su carácter competitivo. Con la camiseta del Union, Manuel mostró que su experiencia en la Bundesliga era una ventaja clave en los momentos de máxima presión. Tras el se quedó en el club para la temporada 2019/2020. Sin embargo, su protagonismo se redujo notablemente para terminar saliendo al final del curso.

En 2021 sorprendió al firmar con Grün-Weiß Ahrensfelde, un modesto club de séptima división en Brandeburgo. Allí encontró una nueva motivación en el fútbol amateur como entrenador-jugador y ayudó al equipo a lograr dos ascensos consecutivos. La visita del Union a su nuevo hogar ha sido un bonito recuerdo para uno de los héroes del ascenso, un tipo carismático y multicultural, que nunca será olvidado por los aficionados de An der Alten Försterei.