Antes de aterrizar en la capital alemana, Rønnow ya acumulaba experiencia en el primer nivel. Se formó en el AC Horsens danés y pronto dio el salto a Brøndby IF, donde destacó por su agilidad bajo palos y su sobriedad. En 2018 llegó al Eintracht Frankfurt como una apuesta de futuro pero la sombra de Kevin Trapp, su competencia directa, fue demasiado alargada. En la 2020/21 vivió una etapa complicada en el Schalke 04, un equipo en caída libre donde pocas cosas funcionaban. Pero ahí también dejó muestras de carácter: nunca se escondió.

El Union le abrió sus puertas en 2021. Muchos lo veían como un suplente de garantías pero pocos intuían que estaba por llegar el mejor rendimiento de su carrera. Rønnow ha crecido con el Union. En su primer curso sustituyó cuando era necesario a Andreas Luthe y hasta llegó a disputar varios partidos de Conference League. Su rendimiento no pasó desapercibido e incluso estuvo presente en partidos de alta tensión, como el derbi en el Olympiastadion donde demostró que tenía la sangre fría necesaria para hacerse el dueño de la portería Unioner.

Consolidado como titular desde el curso siguiente, Frederik ofreció su mejor nivel justo cuando el Union más lo necesitaba. Su capacidad para intervenir en momentos clave, su temple y sus reflejos felinos bajo palos fueron fundamentales en la histórica clasificación del equipo a la Champions League. Esa temporada acabó como uno de los porteros con mayor porcentaje de paradas de toda la Bundesliga, superando el 75%.

El ancla del equipo

Pero si aquel curso fue brillante, lo vivido en la 2023/24 fue muy complicado. Pocas veces un equipo experimenta una montaña rusa emocional como la del Union Berlin. Del Bernabéu y el Diego Armando Maradona a sufrir cambios en el banquillo, rachas negativas, una primera vuelta angustiosa y una lucha por la permanencia que se resolvió en los últimos compases del campeonato. En medio de ese caos, Rønnow fue el ancla. La figura que mantuvo al equipo a flote en los momentos más difíciles.

Tras el último partido contra el Freiburg, y tras sellar la permanencia, Rønnow fue uno de los más ovacionados. Y no era para menos. Sus paradas fueron claves para seguir en la máxima categoría y su gran trabajo fue de nuevo recompensado con el reconocimiento de Unioner del año por segunda temporada consecutiva.

Presente y futuro en Köpenick

Esta última temporada ha seguido a un gran nivel e incluso ha dado una vuelta de tuerca a su juego parando hasta cuatro disparos desde los 11 metros para erigirse en un auténtico parapenaltis. El curso pasado ya había detenido dos a Ajorque en el mismo duelo frente al Mainz y otro a Modric que siempre quedará en el recuerdo de la parroquia Unioner. Su rendimiento ha sido de nuevo clave para llegar con tranquilidad a las últimas jornadas.

Freddy es un portero que no destaca por su espectacularidad sino por su constancia y en Köpenick, A sus 32 años, ha encontrado mucho más que estabilidad deportiva. Está en un club que confía en él, con una afición que lo respeta y un entorno que valora su trabajo silencioso. Un espacio donde Rønnow encaja a la perfección.