La llegada a Köpenick

“Desde el primer día, tanto el club como la ciudad me recibieron con los brazos abiertos. No solo a mí, también a mi familia. Desde la directiva hasta los trabajadores, todos nos trataron con cariño. Eso te marca. Sentí que tenía que dar el 100% en cada entrenamiento y partido porque sabía que estaba en un lugar especial.”

Mosquera ya había estado en Alemania, en el Werder Bremen, donde compartía plantel con Miroslav Klose, entre otros. “Era difícil tener minutos con él delante, así que me decidieron cederme a otro club, así surgió la oportunidad de venir a Union. Mi entrenador en Bremen, Tomas Schaaf, me dijo que si quería triunfar en Alemania, tenía que aprender el idioma. Le hice caso, y eso me ayudó muchísimo.”

Vestuario, idioma y vida en Berlín

El colombiano recuerda con afecto la atmósfera del vestuario: “Torsten Matuschka y Benyamina me ayudaron un montón. Trataban de hablar en español y me corregían el alemán. Había buen rollo y mucha unidad. Eso no se olvida”.

Vivía en la zona de Köpenick. “A veces iba caminando al estadio, escuchando música. Nevaba o llovía, pero me daba igual. Mi esposa estaba encantada con la nieve, que en Colombia no se ve. Nos movíamos mucho en tren, era cómodo y eficiente.”

El inolvidable gol al Hertha y otras rivalidades

Uno de los momentos más recordados de su etapa fue el derbi ante el Hertha BSC en el Olympiastadion, la primera victoria del Union en ese estadio: “Durante la semana nos provocaban por la calle, nos decían que no teníamos nada que hacer pero Matuschka nos dio una charla tremenda y salimos con todo. Marqué el primer gol, un golazo, y luego Matuschka metió otro de falta. Ganamos 1-2 y fue una locura. Nos dieron dos días libres y lo celebré en familia. Aquel día cambió algo en nosotros, nos dio mucha confianza.”

Mosquera destaca otros encuentros: “Me marcó un 5–2 al Rostock, también partidos contra Dresden, Cottbus y el Erzgebirge Aue. Había una rivalidad especial contra equipos del Este. Recuerdo un viaje en tren con los hinchas a Aue, todos cantando, compartiendo… eso era fútbol de verdad.”

La salida y los recuerdos

“Nunca olvidaré a la gente. La manera en que me trataron, el respeto, el cariño… eso no se ve en todos los clubes. El Union tiene alma, y el estadio Alte Försterei no es solo un lugar de fútbol, es un símbolo. Sentía que todo el mundo empujaba en la misma dirección.” A día de hoy, sigue en contacto con varios excompañeros y con muchos aficionados. “También hay hinchas que me felicitan por redes. Es bonito sentir que te recuerdan.”

“Me acababan de comprar al Werder Bremen cuando llegó una oferta de China. Al principio no querían dejarme salir, pero entendieron que era buena para todos. El entrenador me apoyó, fue muy sincero conmigo. Luego volví a Alemania, pero ya no al Union, y las cosas no salieron igual.”

Sigue todos los partidos del Union y se emociona con el crecimiento del club: “Cuando clasificaron a Champions League me puse feliz. Siempre los tengo marcados como favoritos en la apliación. Me encantaría volver al estadio algún día, sería un sueño.”