¿Por qué decides viajar a Alemania después de unos buenos años en el Espanyol y en el Racing de Santander?

Quise empezar de cero en un lugar donde nadie me conociera. Después de la mala experiencia final en el Racing con la directiva, en la que evidentemente no tengo nada que reprochar a compañeros y afición, perdí la ilusión por el fútbol y necesitaba un nuevo camino. Tuve ofertas de Italia y Alemania pero finalmente me decidí por el Kaiserslautern tras ver su estadio y pensar que allí sería buen sitio para continuar mi carrera.

Con los Diablos Rojos no se consiguió el ascenso pero disfruté mucho de la experiencia. Ya en Freiburg descendimos pero la afición vino a vernos con pancartas de apoyo a animándonos en todo momento. Eso nos dio fuerza para la siguiente temporada conseguir el ascenso y posteriormente hacer una buena temporada en Bundesliga donde creo que incluso entramos en Europa. Unos años más que positivos.

¿Cómo llegó la oportunidad de fichar por el Union?

Al terminar el contrato con el Freiburg me llegó la oportunidad de fichar por el Union. Otro proyecto de ascenso a Bundesliga y decido aceptarlo. Tenía ganas de conseguir otra alegría como la que viví en la Selva Negra. A nivel colectivo fue una temporada regular, íbamos en la parte alta y hubo un cambio de entrenador que no salió del todo bien. Finalmente terminamos luchando por la parte baja así que fue un curso con bastantes altibajos.

El segundo año sufrí mucho por las lesiones. Tenía problemas musculares que no me permitieron entrar en la dinámica del equipo. Fue genial ver cómo el equipo hacía una gran temporada, y no tuve inconveniente porque siempre me he considerado un jugador de equipo. Disfrutaba de ver a los compañeros, la diversión en el día a día en los entrenamientos. Era brutal. Lo pasé bien pero frustrado por no poder ayudar.

¿De qué compañeros guardas un mejor recuerdo?

Como decía, siempre he sido un jugador de equipo y me he llevado bien con todo el mundo, sin tener un problema en un vestuario y pasándomelo bien con todos. Podría mencionar al portero Rafal Gikiewicz o a Grischa Prömel, ahora en Hoffenheim.

Joshua Mees, con el que había coincido en Freiburg, y Fabian Schönheim, que era de Kaiserslautern y teníamos amigos en común, también me ayudaron en la integración. Probablemente todos ellos fueron con los que más risas me echaba

Qué es lo que hace especial al Union y a Köpenick?

Tanto el estadio como la afición son uno pasada. Eso de tener más del 70% de pie no se ve en ningún otro estadio, así que es una experiencia muy bonita. Además todos animan, no he escuchado nunca un mal comentario o un abucheo. Había un proyecto de ampliación que veremos cómo termina. También me llamaban la atención los tifos que hacían, siempre muy trabajados, y la cercanía de todo el equipo con la propia hinchada. La verdad es que es un club muy especial.

En cuanto a la vida personal, estuve muy a gusto. Lo cierto es que no se puede comparar con España pero vivía muy tranquilo. Tenía la casa cerca de Köpenick, mis hijos fueron a la guardería allí y todo era muy cercano, fue una buena época donde me sentí muy cómodo.

¿La evolución del club?

Quizá no me esperaba que tuvieran tanto éxito a nivel europeo, pero sí que es verdad que Urs Fischer me gustaba mucho cómo trabajaba, sacaba mucho rendimiento y sabía trabajar con los jugadores. Luego los resultados terminaron apareciendo en el terreno de juego.

Podía imaginar que el Unión Berlín en Bundesliga no iba a sufrir para descender y que iba a mantener la categoría con bastante solvencia, pero ya clasificarse a Europa y luego a Champions League… todo esto era un poco más difícil de imaginar, creo yo. Sin embargo lo consiguieron. Y fue merecido por el gran trabajo tanto de los jugadores como del cuerpo técnico.