Ni el viento ni el frío detuvieron el inicio del encuentro, aunque ambos equipos apostaron de entrada por la seguridad más que por el riesgo. En los primeros minutos apenas hubo llegadas claras: Andrej Ilić lo intentó con un disparo lejano (8’) y más tarde con un cabezazo tras un córner (13’), mientras que Oliver Burke, exjugador del Werder, probó fortuna al contragolpe, pero entre la falta de precisión y las intervenciones del guardameta Mio Backhaus, el marcador no se movió. En el otro lado, Victor Boniface y Yukinari Sugawara respondieron con tiros desde fuera del área (16’ y 23’), ambos desviados.

Poco antes de la media hora, el Union tuvo que rehacer su plan. Ilić, muy activo en el inicio y eje de las jugadas ofensivas, pidió el cambio por un fuerte malestar. En su lugar entró Tim Skarke, y desde entonces los de Köpenick apostaron por un juego más vertical, dejando que el Werder asumiera el control de la posesión.

Aun así, los berlineses rozaron el gol antes del descanso. En el 43’, Ilyas Ansah sacó un potente disparo desde veinte metros que se marchó rozando el poste, y ya en el tiempo añadido Danilho Doekhi cabeceó un córner servido por Christopher Trimmel que también se perdió por centímetros. El Union se fue al vestuario con la sensación de haber estado muy cerca del premio, pero con el 0-0 en el luminoso.

La segunda parte comenzó sin cambios en ninguno de los equipos y con un ritmo similar al del primer tiempo. El Werder llevó la iniciativa y tuvo más posesión, pero se topó una y otra vez con la defensa bien ordenada del Union, que cerró los espacios tanto por dentro como por las bandas. Los de Baumgart se mantuvieron compactos en su campo y apostaron por salir a la contra, aunque durante muchos minutos no lograron generar verdadero peligro.

La ovación del día en el Weserstadion llegó en el minuto 72, cuando Marco Grünl se internó por la derecha y sorprendió con un disparo con rosca que se coló en la escuadra. Parecía fuera de juego pero el VAR terminó ratificando el tanto.

En la recta final, el Union reaccionó con los últimos cambios y un nuevo planteamiento ofensivo. Con defensa de cuatro, los laterales Tom Rothe y Jannik Haberer se sumaron al ataque, buscando abrir el campo. Pese al empuje, las ocasiones claras no llegaron. Tim Skarke probó con un disparo lejano en el 88’, pero el balón acabó seguro en las manos de Mio Backhaus.

Los de Köpenick apretaron hasta el final, corriendo cada balón y presionando la salida rival, pero el empate no llegó. Tras un esfuerzo enorme y sin recompensa, el Union cayó por 1-0 en Bremen.

"Hay que decir con sinceridad que nuestro juego cambió después de la salida de Andrej. Es muy importante, sostiene muchos balones y nos hace mejores. Sin embargo, en el juego hacia adelante debimos ser más tranquilos y consistentes en general. Se podía haber hecho más", dijo Christopher Trimmel después del pitido final. 

“Es un partido que puede terminar 0-0, pero no lo hace debido a una acción. En la segunda mitad estábamos realmente seguros, por lo que duele un poco. Seguramente nos faltó Andrej, pero tenemos que ver que, aun así, seamos creativos y lleguemos al área”, añadió Ilyas Ansah. 

“Ese es un partido que, en mi opinión, no merecía tener un ganador. Tuvimos buenas oportunidades en el juego de transición, pero no siempre tomamos la decisión correcta. Fue un juego razonable de nuestra parte, que al final perdimos. Sin embargo, vamos a seguir nuestro camino sin desviar“, fue la conclusión del entrenador jefe Steffen Baumgart después del partido.